Keiko, Swimming Free in Norwegian Fjord.  Photo Credit: Free Willy/Keiko Foundation

“Liberen a Willy” Abrió el Camino para Detener el Cautiverio de Ballenas

Topics: Captivity Industry, Dolphin and Whale Trade, Keiko, Orcas, Rehabilitation, Release, Sanctuaries, SeaWorld, Lolita, Tokitae, Miami Seaquarium

Por Hannah Hindley

Traducción al Español por Karla Munguía Colmenero

Hannah Hindley es una ambientalista, escritora científica y naturalista. Ha sido galardonada con el Premio Barry Lopez en la categoría no ficción, el Premio Ellen Meloy Desert Writers, y el Premio Thomas Wood Award en Periodismo, entre otros galardones - conoce más de su trabajo en hannahhindley.com. Normalmente pasa los veranos con ballenas en Alaska, donde trabaja como guía.

Karla Munguía Colmenero es ambientalista y documentalista de la vida salvaje. Durante tres años trabajó como camarógrafa y editora para Animal Planet en Sudáfrica y colaboró en dos proyectos para National Geographic. Desde hace 11 años es Embajadora del filme “Keiko, the Untold Story of the Star of Free Willy”, el cual lleva a escuelas para inspirar a niños y sus padres a apoyar la libertad. Conoce más de su trabajo en https://karlamunguia.com

EL PRIMER SALTO

En el póster de la película, agua oscura y brillante ocupa dos tercios del cartel. Arriba del agua, un niño de pie sobre unas rocas levanta un brazo mientras una orca que cubre el cielo salta hacia el mar abierto.

Si viviste la década de los 90, seguramente viste Liberen a Willy o la has visto recientemente en algunas plataformas o hasta en DVD. Cerca de 9 millones de cintas VHS de Liberen a Willy fueron vendidas, alcanzando a cerca de 100 millones de personas.

Liberen a Willy es la historia de un huérfano que hace amistad - para eventualmente liberar -, a una orca en cautiverio en un parque de diversiones. Cuando el Proyecto Internacional de Mamíferos Marinos (IMMP, International Marine Mammal Project) del Instituto Earth Island (Earth Island Institute) sugirió a los Productores de Warner Brothers, Dick Donner y Lauren Shuler-Donner que nuestro número - 1-800-4-WHALES - fuera incluido al final de este éxito en taquillas, no teníamos idea de que este teléfono recibiría cientos de miles de llamadas de personas que no solamente estaban interesadas en ayudar a las ballenas, sino en mejorar la situación del “actor” que interpretó a Willy: la orca llamada Keiko.

Cuando el público descubrió que Keiko vivía en cautiverio, IMMP se encontró en el centro de una campaña sin precedentes - y todavía sin ser replicada - para regresar a una orca en cautiverio a su hábitat. Por más reconfortante y simple que la imagen en este póster parecía ser, la verdadera historia fue mucho más enredada y elaborada que cualquier trama de Hollywood.

Treinta años después del lanzamiento de la película, hacemos una pausa para reflexionar sobre el impacto que causó y en el futuro de todas las ballenas y delfines en cautiverio que aún viven en “patios traseros” alrededor del mundo.


KEIKO

Cuando Dave Phillips, Fundador y Director de IMMP conoció a Keiko por primera vez, se sentó en las gradas vacías de un parque de diversiones en México donde desde arriba notó el pequeño tanque donde flotaba la orca. El sonido del tráfico resonaba, pero la orca aletargada no emitía ningún sonido; había dejado de vocalizar muchos años atrás. Keiko no nació en cautiverio - su vida comenzó en el mar frío y luminoso de Islandia. Nadó con su familia, siguiendo a su madre por agitados bancos de peces, aprendiendo el dialecto de su grupo y sumergiéndose en las prismáticas corrientes verdes.

Su aleta dorsal - la cual debió haber permanecido erguida y rebasado la altura de un hombre - colapsó. Una infección invadió su piel.

Cuando fue capturado siendo un bebé de dos años de edad por un barco de pesca de arenque, perdió su mundo.

Quienes capturaron a Keiko lo llevaron a un acuario en Islandia y de ahí, fue vendido a MarineLand, un parque “marino” en Ontario, donde otras orcas capturadas que eran más grandes que él lo golpeaban y empujaban hacia los muros del tanque de concreto. De ahí, nuevamente fue vendido y transportado por avión a la Ciudad de México, donde respiró el extraño esmog de una ciudad a más de 2 mil metros sobre el nivel del mar. Ahí comió pescado tibio y perdió las puntas de sus dientes afilados por morder las orillas de este diminuto tanque.

Su aleta dorsal- la cual debió haber permanecido erguida y rebasado la altura de un hombre - colapsó. Una infección invadió su piel. Si los directores de Liberen a Willy (quienes buscaron a una orca entrenada y no encontraron suerte en convencer a los parques en Estados Unidos para usar a algunas de las suyas) no lo hubieran encontrado y lanzado al estrellato, hubiera muerto en esta prisión de concreto posiblemente poco tiempo después del lanzamiento de Liberen a Willy. Keiko había perdido más de una tonelada de peso y su salud estaba empeorando rápidamente.

Photo Credit: IMMP

Imagen: IMMP y Free Willy/Keiko Foundation

Keiko en Reino Aventura, parque de diversiones en la Ciudad de México.

En cuanto la película fue lanzada, nuestro número - 800 al final de Liberen a Willy fue “inundado” con llamadas, y Warner Brothers también estaba en los reflectores. El público que vio la película quería saber si el Willy real era libre, y cuando conocieron la respuesta, exigieron justicia. Dick Donner, Productor de la película, llamó a Dave para que el equipo de IMMP tomara el mando del rescate de Keiko.

Al principio hubo reservas cuando Dave le preguntó a Dick: “¿Sí sabes que nosotros nos dedicamos a las ballenas en libertad, verdad?”. Dick no fue disuadido. “Vé para allá, conócelo, ¡tú puedes hacerlo!”. Bajo la presión de hacer algo, Dave voló a la Ciudad de México.

“Keiko…,” dijo Dave, “ya vamos a casa.”

Dave no esperaba estar tan conmovido por Keiko mientras lo veía flotar con apatía en el tanque - un animal altamente social, en una pequeña prisión. Agua caliente saltaba de las orillas del tanque. La infección en las aletas de Keiko estaba agrietada. Mientras las calles de la Ciudad de México retumbaban cerca, Dave sacó una libreta amarilla para tratar de calcular lo que tomaría reubicar a Keiko, recuperar su salud y darle la oportunidad de regresar a Islandia. El proyecto parecía ser imposible y extremadamente caro. Pero pensó en todos los mensajes de voz en nuestras líneas telefónicas y en todas las conversaciones que tuvo antes de este viaje. Las personas con quienes conversó sobre esto le respondieron lo mismo: “Si haces esto, nosotros ayudamos”.

Y así fue como IMMP dio el salto. Dave reunió a un equipo de expertos y a miembros de IMMP, incluyendo a Mark Berman, defensor de muchos años de las ballenas en cautiverio, para crear la Fundación Free Willy (Free Willy-Keiko Foundation) y recaudar fondos y tomar posesión de Keiko, quien generosamente fue donado por Reino Aventura, el parque de diversiones donde se grabó Liberen a Willy.

Pronto llegó la ayuda. Más de $7 millones de dólares fueron recibidos de amigos de Keiko alrededor del mundo. IMMP unió fuerzas con Warner Brothers; con el millonario en telecomunicaciones Craig McCaw y su entonces esposa Wendy McCaw, y con Humane Society de los Estados Unidos. Más tarde, Ocean Futures Society tomó un papel crucial y colaboró de manera importante.

Pero el “salto” no era tan sencillo como parecía en el póster. Nunca se había intentado hacer algo así. Desde convencer a los dueños de Keiko a donarlo a la Fundación Free Willy-Keiko, hasta al presidente de Islandia - nación dedicada a la cacería de ballenas - de aceptar a Keiko de regreso en sus aguas. Además, transportar a Keiko a un centro de rescate y rehabilitación construido especialmente para él con agua filtrada del mar y enseñarle a cazar peces vivos. La ruta desde ese pequeño tanque en la Ciudad de México hasta su hogar fue mucho más aparatoso que cualquier guión cinematográfico.

En un extraordinario acto de buena voluntad, los altos mandos y pilotos de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (US Air Force), aceptaron de manera unánime utilizar el único jet en el mundo capaz de volar sin escala y aterrizar en una pequeña pista de aterrizaje en Islandia, el destino final de Keiko.

De esta manera, Keiko, su equipo de cuidadores y el mismo Dave se encontraron a 12,192 metros sobre el nivel del mar. Dave amarrado a un asiento y Keiko suspendido en un contenedor con agua. Una vez más, tal y como ese primer día en México, Dave se encontró contemplando a este maravilloso animal en un pequeño tanque… pero esta vez, Keiko estaba por llegar a casa. Durante el vuelo, Dave se desabrochó el cinturón de seguridad y se acercó a Keiko.

“Keiko…”, dijo Dave, “ya vamos a casa”.

Keiko aterriza en Islandia. Imagen: Free Willy/Keiko Foundation

BLACKFISH

Dentro de las imágenes por resonancia magnética, ondas de radio que vibran revelan un mundo que solamente podíamos adivinar cuando Liberen a Willy fue filmada. En los años que siguieron al lanzamiento de esta película, científicos han descubierto fascinantes complejidades en las mentes de los cetáceos.

Los humanos y las orcas tenemos el mismo sistema emocional en nuestro cerebro, llamado el sistema límbico, pero las orcas cuentan con un lóbulo adicional conectado a éste - lo cual sugiere que su capacidad emocional y sus lazos sociales pueden ser tan sofisticados que el cerebro humano no los puede comprender. Estos descubrimientos neurológicos no son únicos en las orcas. Los delfines tienen un tercio más de pliegues en el cerebro que los humanos (mientras más grande es el área de la superficie del cerebro, más funciones especializadas puede soportar). Las belugas tienen el neocórtex más complejo en la Tierra - mucho más complicado que el del ser humano. Esta es la parte del cerebro enfocada a altos niveles cognitivos como la solución de problemas y la conciencia de sí mismo.

Seguimos documentando casos en donde las ballenas y los delfines han salvado la vida de humanos y de otros animales - actos altruistas entre las especies que científicos especializados en comportamientos no han logrado explicar.

Hemos comenzado a entender la complejidad en la evolución de los cantos de las ballenas jorobadas, la manera en la que las orcas enseñan su dialecto a las pequeñas, y cómo los cachalotes utilizan distintos sonidos, llamados “codas”, para identificar a cada uno “por nombre”.

Por mucho tiempo, nos hemos distinguido a nosotros mismos como los únicos animales con neuronas en huso: estructuras en el cerebro responsables de altos niveles de comunicación, pensamiento adaptativo, memoria y percepción. Sabemos que las ballenas también cuentan con estas neuronas en sus cerebros. Y la conección más convincente de todas: estas neuronas especializadas es lo que nos permite - a los humanos y a las ballenas por igual - amar, y también sufrir.

Seguidos de estos descubrimientos, veinte años después de que Liberen a Willy se presentara por primera vez en salas de cine, el documental Blackfish tomó a la más reciente neurociencia en cetáceos y desafió la idea de que estos animales deben ser mantenidos en cautiverio. Ahora sabemos que las orcas son animales altamente sociales, asombrosamente emocionales y con cerebros que pueden sentir el sufrimiento de una manera similar a la nuestra.

También hemos visto cómo el cautiverio las afecta - desde la violencia (como en el caso de la orca en el póster de Blackfish, Tilikum, una orca cautiva en SeaWorld que ahogó a tres personas) a la depresión.

California aprobó una legislación apoyada por IMMP para prohibir la reproducción y espectáculos de orcas en el Estado y, eventualmente, gracias en parte a la campaña de IMMP y otras organizaciones, SeaWorld aceptó poner fin a su programa de reproducción e importación de orcas en sus parques.

Si ya estamos enterados de todo esto, se preguntó la audiencia de Blackfish, ¿cómo es que aún permitimos que estos enormes seres sensibles permanezcan aislados y confinados?

Como en Liberen a Willy, los teléfonos comenzaron a sonar. IMMP realizó algunas presentaciones durante la proyección de Blackfish, para pedir al público que tomara acción y ayudara a las ballenas y delfines en cautiverio.

El cambio sucedió lentamente, pero ahora el término “Efecto Blackfish” se utiliza para describir el gran impacto que los medios de comunicación pueden tener sobre estos poderes indomables. Blackfish estuvo acompañada de acciones. Las acciones de SeaWorld colapsaron, la audiencia presionó a la aerolínea Southwest para anular su asociación de 25 años con el parque y SeaWorld fue obligado a pagar $65 millones de dólares por mentir a sus inversionistas sobre el impacto de Blackfish en sus finanzas. Ex-entrenadores de SeaWorld atacaron a la compañía por sus prácticas inhumanas. California aprobó una legislación apoyada por IMMP para prohibir la reproducción y espectáculos de orcas en el Estado y, eventualmente, gracias en parte a la campaña de IMMP y otras organizaciones, SeaWorld aceptó poner fin a su programa de reproducción e importación de orcas en sus parques.

Keiko saltando en su Santuario Marino en Islandia.

Imagen: Free Willy/Keiko Foundation

Aún así, las orcas continúan participando en shows en sus parques. En los tres parques de SeaWorld, 18 orcas - cuyas vidas, por lo menos en su hábitat, pueden llegar a los 80 años - permanecen en tanques de concreto. Estas orcas sufren de estrés, de aburrimiento, de comportamientos anormales y agresivos, de salud y de muerte prematura y SeaWorld se rehúsa a retirar a las orcas que mantiene en cautiverio.

En el mundo hay por lo menos 50 orcas en cautiverio.

SeaWorld argumenta que retirar a animales que han permanecido por tanto tiempo en cautiverio sería una sentencia de muerte (Keiko murió de neumonía 5 años después de regresar a Islandia), a pesar de que hay evidencia que comprueba que retirar a las orcas a santuarios marinos mejoraría enormemente su calidad de vida y longevidad. Con cada día transcurrido es más claro que la motivación de SeaWorld es generar la mayor cantidad de dinero explotando a las orcas y a los delfines por el resto de sus vidas.

En el mundo hay por lo menos 50 orcas en catuvierio y otras siguen siendo utilizadas para reproducción y capturadas, aunque el esfuerzo de organizaciones internacionales y grupos en Rusia coordinados por el equipo de IMMP bloquearon temporalmente las capturas de orcas salvajes en el mar de Okhotsk, la única área en donde orcas fueron recientemente capturadas. De cara a la indignación mundial sobre estas capturas en masa, el gobierno ruso liberó 10 orcas y 87 belugas que permanecían encerradas en la conocida “Cárcel de Ballenas” - habían sido capturadas para venderlas a acuarios en China.

Más de 300 belugas y más de 1000 delfines nariz de botella permanecen en cautiverio. En total, 3,000 cetáceos viven en cautiverio hoy.

Tres mil mentes, tres mil cuerpos enjaulados. Conocemos lo suficiente sobre el intelecto de estos animales para permitir que esto continúe. Todos los cetáceos merecen su libertad.

Cuando el avión que transportó a Keiko, la estrella de Liberen a Willy, se acercaba a Islandia, Dave Phillips miró por la ventana. Comenzaba a amanecer, y mientras el avión descendía podía ver a los cientos de niños en las montañas sosteniendo carteles que decían “Bienvenido a casa”. El triunfo y la esperanza eran palpables en esa mañana.

Keiko fue la primera orca en regresar a las aguas donde fue capturado.
¿Qué dirá la historia sobre nosotros si resulta ser el único en tener esta oportunidad?

SANTUARIOS / EL CAPÍTULO FINAL

Cuando Warner Bros. comenzó a recibir llamadas después del estreno de Liberen a Willy, “amigos” de Keiko comenzaron a ofrecer soluciones. Una niña en particular tuvo una idea excepcional. Escribió desde Nueva Escocia, donde su familia vivía a orillas de una cala “hermosa y protegida” - el refugio perfecto para una ballena en recuperación. Corrine Goyetche utilizó un lápiz verde para comentar en mapas, gráficas, datos de pesca así como tablas de descargas de agua dulce. Todos esos documentos los envió a IMMP y a Free Willy/Keiko Foundation. Liberar a una orca en cautiverio era un asunto complicado.

Pero, en lugar de Nueva Escocia, Keiko logró regresar a su hogar, en las frías aguas de Islandia.

La idea de Corinne tenía mérito. Keiko pasó tres años en una cala en Islandia, en las Islas Westman, en un santuario alejado del mar abierto… muy similar a la idea de Corrine. Fue alimentado, recibió cuidado veterinario y se le enseñó a seguir a una embarcación en específico para poder salir a “caminatas” en mar abierto para nadar con grupos de orcas salvajes.

Keiko en Noruega. Imagen: Mark Berman, Free Willy/Keiko Foundation

Eventualmente nadó en libertad.

Hoy, santuarios marinos podrían ser la solución que finalmente rompa con el dilema de cómo retirar a las ballenas en cautiverio de una manera segura y humana. Piensa en ello como un plan de retiro: que delfines y ballenas sanos que fueron capturados de su hogar tengan la oportunidad de regresar a sus aguas natales. Aquéllos que nacieron en cautiverio o que tengan problemas de salud y no puedan ser capaces de alimentarse o de sobrevivir al rigor de las aguas abiertas tampoco deben ser olvidados. Un espacio limitado con redes en una bahía en donde puedan recibir cuidado veterinario y alimento, podrá permitir a estos animales la oportunidad de vivir una vida en su hábitat y no en tanques - que puedan sentir el cambio de la marea, sumergirse en corrientes fuertes y frías… posiblemente hasta escuchar las voces de sus familias.

“Lo que antes se creía imposible, ahora está a nuestro alcance”.

Es más que una idea optimista. La ola está cambiando. En 2020, en la misma bahía en la que estuvo Keiko cuando regresó a Islandia, Little White y Little Gray, fueron las primeras belugas en la historia en ser introducidas a su hábitat natural luego de haber vivido en un tanque de concreto. Este lugar ubicado en Klettsvik Bay funciona como modelo para poder reubicar a 300 belugas que actualmente viven en tanques.

Otros santuarios marinos están siendo creados, también: Whale Sanctuary Project, co-fundado por Dave Phillips, Director de International Marine Mammal Project (IMMP), busca ofrecer a ballenas un área del océano en Nueva Escocia mucho más grande que el acuario más grande del mundo. En Grecia, el Aegean Marine Life Sanctuary muy pronto se convertirá en el primer santuario permanente para delfines de aguas cálidas en el mundo. Lo único que resta es pedir que el cautiverio termine.

El ímpetu está comenzando. En Marzo, el Miami Seaquarium anunció que estarán regresando a la orca de 56 años de edad, Tokitae - también conocida como Lolita - a un santuario no revelado en el Noroeste del Pacífico. El interés del público ha comenzado a crecer. Este otoño, el podcast ganador de premios Serial planea transmitir la historia de Keiko, 30 años después de Liberen a Willy. Otra buena fuente es el documental Keiko, la Historia No Contada de la Estrella de Liberen a Willy, disponible en renta o venta en https://www.keikotheuntoldstory.com.

Aquéllos que luchan por los derechos de las ballenas continúan presionando al Congreso para que aprueben la ley SWIMS, una ley federal respaldada por IMMP en la que buscan reducir progresivamente el cautiverio de orcas, belugas, ballena piloto y orcas falsas prohibiendo la importación, exportación y reproducción en cautiverio.

Mientras la opinión pública y política cambia, Dave Phillips piensa que estamos muy cerca de dar fin para siempre a la industria del cautiverio: “Lo que antes se creía imposible”, dice, “ahora está a nuestro alcance”.

Treinta años después, la gente sigue llamando al número 800 que aparece al final de Liberen a Willy. “Gracias”, dicen algunos, “aún me eriza la piel” y “realmente impactó en mi vida”. Algunos de los que llamaron decidieron convertirse en biólogos marinos después de ver la película. Otros, cuando la vieron durante su infancia, ahora la muestran a sus hijos y marcan al número juntos: “Mi hijo y yo estamos en las lágrimas…salven a las ballenas”

Conforme el cambio sucede en la industria del cautiverio, estamos a punto de vivir una secuela de “Liberen a Willy” - tal vez la secuela final a raíz de Liberen a Willy y Blackfish, pero esta vez no será en pantalla, sino en la vida real. Este póster no tendrá solamente a una orca brincando a su libertad, sino a todas las especies que han estado confinadas.

Liberen a Todos”, será el título.

Estamos cerca, ¿nos ayudas a hacer esto una realidad?

Escucha a Dave Phillips en entrevista sobre Keiko con BBC Radio.

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